Algo que nos llama la atención, y puede que a ti también, es el hecho de que grandes empresas como Google, Microsoft o Amazon actualizan sus productos y servicios constantemente, en busca de mejorar continuamente la experiencia de usuario. Por lo contrario, otras empresas, tardan mucho más en actualizar sus productos.
Puede que pienses que eso se debe a que tienen muchísimos trabajadores en todo el mundo, pero realmente la clave está en su método de gestión ágil de proyectos, conocido también como ‘metodología agile’.
A diferencia de los procesos de desarrollo más tradicionales, como el método de cascada o waterfall, la metodología agile le da un giro de 180º a esta forma de trabajar. Este innovador método se centra en la rapidez, la frecuencia en los lanzamientos de cara al público y en el aprendizaje mediante el feedback los usuarios. Y si te preguntas si esto funciona, la respuesta es que sí.
A lo largo de estos años, se han llevado a cabo varios estudios que lo confirman. Por ejemplo, el Instituto de Gestión de Proyectos (PMI) de Estados Unidos, corroboró que empresas que utilizan esta metodología tienen una probabilidad media del 65% de terminar a tiempo sus proyectos, a diferencia de las que no la utilizan, que se reduce al 40%. Además, las probabilidades de alcanzar sus objetivos, por parte de las empresas ‘agile’, son del 75%, respecto al 56% de las que no lo son. Y por si esto no fuera suficiente, las organizaciones con este funcionamiento aumentan un 37% más rápidamente sus ingresos.
En definitiva, que los productos desarrollados mediante la metodología ágil se elaboran con más rapidez, se alcanzan sus objetivos más frecuentemente y generan más dinero. Suena bien, ¿verdad? Entonces profundicemos un poco más.
¿Cómo se aplica la metodología agile?
Este proceso se enfoca en un proceso interactivo durante todo el desarrollo del producto. Los equipos se centran en trabajar mediante sprints con fechas establecidas, durante estos períodos lo van mostrando al público con el de mejorarlo mediante el feedback que reciben de los usuarios.
Esta retroalimentación entre desarrolladores y usuarios es lo que permite aumentar la velocidad en que se desarrolla el producto, además de conocer cuáles son los puntos débiles y poder corregirlos con más eficacia.
El método agile salió a la luz hace más de 20 años. Anteriormente, los proyectos únicamente se desarrollaban mediante el método de desarrollo en cascada. En este método, los equipos planifican todo el proceso de desarrollo y, posteriormente, trabajan en él de manera secuencial antes de que los usuarios puedan utilizarlo. ¿Y qué inconvenientes tiene esto? Principalmente, las empresas que optan por este método tradicional tienen que invertir una gran cantidad de tiempo, recursos y dinero en un producto que no saben si tendrá éxito o no.
Ante esta falta de eficiencia, los desarrolladores de software probaron de implementar un nuevo método de desarrollo en el que se les diera más flexibilidad a los proyectos. De este modo se estableció que se pudieran valorar, durante todo el proceso, los posibles errores, la experiencia de los usuarios y sus opiniones al utilizarlo.
De este modo, se llegó al punto donde se pueden ir corrigiendo errores e ir mejorando el producto durante todo el proceso. Esta nueva forma de desarrollo nació en 2001.
Estas son las cuatro claves
Más que una metodología, es una filosofía de trabajo. No existe una única forma de aplicarlo, ya que cada empresa termina adaptándolo a su estilo de trabajar. Sin embargo, hay algunas características que la mayoría de las organizaciones suelen tener presentes:
- Las personas y la experiencia de usuario van por delante de los procesos de desarrollo y de las herramientas establecidas.
- Se antepone la parte práctica a la documentación exhaustiva.
- Flexibilidad: se sigue un plan, pero está abierto al cambio en todo momento.
- Se establece una mayor interacción y colaboración con el cliente durante todo el proceso.
Con esto no queremos decir que debamos prescindir de las herramientas disponibles, de la documentación y de toda la planificación. Nos referimos a que el principal objetivo es establecer un proyecto flexible y ágil donde las personas a las que nos dirigimos sean el foco principal.
Ahora, con más detalle
Una vez presentados los cuatro puntos principales, vamos a seguir profundizando:
- La principal prioridad es satisfacer al usuario. Pero, ¿cómo? Mediante una entrega continua del producto, independientemente de la fase en la que se encuentre.
- Adaptar el plan establecido a posibles cambios durante todo el proceso, incluso en la parte final del desarrollo.
- Disponer de un equipo con una idea clara y motivado en hacer el mejor trabajo posible.
- Establecer reuniones recurrentes, si pueden ser presencialmente mejor, ya que suele ser cuando mejor se comunican las cosas.
- Tanto los desarrolladores como los usuarios que prueben el producto deben ser constantes durante todo el proceso, además de interactuar y comunicarse entre sí de forma recurrente.
- Hay que centrarse mucho en la experiencia de usuario, con el fin de que el producto tenga un diseño atractivo e intuitivo.
- Prestar atención continua a la excelencia técnica y al buen diseño mejora la agilidad.
- Durante el proceso de desarrollo, todo el equipo se reúne con el fin de mejorar su eficacia.
En definitiva, con esta metodología podemos conocer mucho mejor que es lo que están experimentando los usuarios en todo momento, por lo que podemos cumplir con mucha mejor precisión sus expectativas y tener éxito con nuestro producto final.
